Friday, March 14, 2014

Globalización desayuno de Titanes



Los retos de los comunicadores sociales y periodistas para el siglo XXI son cada vez más grandes. Hoy, factores externos a la razón social del periodismo como lo son la pauta publicitaria, los intereses políticos y la corrupción, en algunos casos, frenan el verdadero interés de la comunicación de defender la verdad para contribuir al bien común de los ciudadanos.

Considero importante no dejar de lado que todos los medios necesitan la pauta publicitaria de clientes comerciales y políticos para subsistir. Sin embargo, esto no debe ser motivo de frenar el sano desarrollo de una opinión pública y un país con miras a ser más sostenible y contribuir a un mejor desarrollo social.

El mundo se encuentra en constante “evolución”, en términos económicos y tecnológicos. La comunicación es más amplia y los nuevos profesionales de la comunicación deben tener un mar de conocimiento, seguramente poliglota, para trascender fronteras como se requiere en un mundo cada vez más plano. 




Cuando hablo de una “evolución” me refiero a una parte tangible y superficial, porque el hombre se encuentra en un claro retroceso espiritual. Los computadores nuevos, la moda, las adicciones, el comercio y el status social, entre otros, convierten a algunos de los públicos en un entramado de intereses egoístas y avaros. 

La humanidad ha seguido estos ejemplos desde que se ha podido comunicar. Por ejemplo, los grandes imperios y su lucha por controlar el mundo tuvieron como consecuencia un sinnúmero de guerras y sangre, “todos los caminos conducen a Roma”. Desde que el imperio Británico se encontraba en contra del imperio Español, podemos ver la dominancia del hombre por obtener más tierra y cada vez más esclavos. Las potencias controlaban los mercados, las rutas, la producción y la distribución de bienes y servicios. 

De hecho la integración entre países en un mundo globalizado tiene como “fin” lograr un mayor desarrollo económico, educativo y cultural por la vía de la ampliación de mercados, aumento de productividad, disminución de costos, formación de recursos para el mundo del trabajo y de la producción.




Todo lo mencionado previamente para uso y provecho de los que en últimas son los más “importantes”: la sociedad. ¿Cuántos ciudadanos saben que son los bloques de integración? No muchos. Entonces creo que los comunicadores cumplimos una función y un reto fundamental en los procesos de integración. Además, con lo que sucede actualmente entre Venezuela y Colombia, dudo mucho que Maduro este realmente pensando en su gente. 

¿Cuántos gerentes de empresas importadoras de productos colombianos deben estar pensando en su navidad quebrada y fracasada por su querido presidente? Me atrevo a decir que son muchos. Punto para la injusticia chavista cero para la integración. 

Ejemplos de lo anterior se han visto desde el Medioevo. Las familias feudales tenían de cinco a seis esclavos, quienes debían someterse a sus órdenes, o de lo contrario, podían morir de hambre en las calles. Esto último se vivió aún más en la revolución industrial donde el capital y el trabajo transformaron la economía junto con Adam Smith. 




Me atrevo a hacer esta apreciación porque no es un secreto para nadie que la economía y el futuro de millones de personas en un país como Estados Unidos dependa en un porcentaje muy alto de la rentabilidad de una empresa privada como General Motors. 

La crisis mundial no es más que un reflejo de la avaricia del hombre por obtener más riquezas y el resultado fue un efecto dominó que afectó las economías del mundo. Tanto como que un país como Islandia se declaró en bancarrota. ¿Habrán pensado los creadores de las burbujas hipotecarias en Estados Unidos realmente en la gente que se vería afectada? Yo no lo creo.

 El mercado capitalista es altamente efectivo y puede funcionar armónicamente pero no se debe olvidar que somos humanos y buenos. Ver la miseria y la injusticia frente a los excesos de la sociedad burguesa es simplemente vacío. Esto ocurre en todo el mundo a diario volviéndose un ciclo vicioso que abre cada vez más la brecha entre ricos y pobres. 

Ver el mundo desde una perspectiva económica es bien interesante. Es lograr ser un economista camuflado que se sumerge entre el mercado y la vida cotidianda, pero que domina un idioma diferente en el corazón. Es pasar de un entramado complicado y envuelto en gerogrificos, que ni los mismos economistas comprenden en totalidad, y poderlo trasladar a un lenguaje más cercano a todos. 

La economía ha sido un problema desde sus inicios. Creado para facilitarle la vida al hombre, hoy me atrevo a decir que es el motivo por el que hay tantas personas muriendo de hambre. Los grupos minoritarios utilizan una cantidad cada vez mayor de los recursos del mundo para lucrarse más y más sin pensar en la sostenibilidad del planeta ni los seres que podrían sobrevivir con tan sólo un poco de agua. 

El futuro de cada persona está determinado, en un alto porcentaje, desde el momento de su nacimiento. Es decir, una persona que nació en una familia intentando buscar día a día cómo obtener un par de monedas para comer, muy seguramente, no tendrá acceso a una educación.

 ¿Cómo podemos realmente tener desarrollo cuando el 57% de la población colombiana es pobre y no puede acceder a la educación? Sin educación hay menos posibilidad de trabajo y no hay suficiente dinero para sobrevivir. Esta es la situación de más de la mitad de los colombianos y si no hacemos algo al respecto la brecha va a aumentar aún más. Teniendo en cuenta lo anterior, considero que al tener mayores oportunidades podríamos contribuir enormemente a las personas que no tuvieron mejor opción que lo que la vida les dió. Es entonces, cuestión de canalizar las herramientas que se nos facilitaron para sensibilizar a la sociedad sobre lo realmente importante. 



El ruido del mercado y la industria nos aleja del silencio de la aceptación de nosotros mismos. No nos percatamos que estamos viviendo guerras, injusticias, odios, envidias y excesos que nos volvieron insensibles a la humanidad. En el caso de mi empresa, todas las personas que trabajan con nosotros, son parte de una comunidad más que de una jerarquía. Cada persona es valorada por lo que es y se tienen en cuenta las necesidades que enfrenta con su familia y sus talentos para que, además de cumplir con su trabajo, pueda sentirse a gusto haciendo lo que hace en la empresa. 




Siendo una empresa de alimentos, por qué no contribuir con proyectos del Estado para alimentar a los niños y educarlos para que mañana no estén malnutridos o robando en las calles. Lo mejor que podemos hacer, no sólo como comunicadores, sino como personas, es divulgar un mensaje que valore la dignidad humana ante todo y defienda los derechos fundamentales. 

La misión es crear una fundación que obtenga un porcentaje de las ganancias de la empresa para que así podamos generar lo que más necesitamos para el desarrollo personal y espiritual de los niños que en un futuro serán padres de familia, esposos, esposas.

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